domingo, 13 de septiembre de 2009

sábado, 27 de junio de 2009

Habitación Intermedia


(...) Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabecera de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual, hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos, hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto, despertando hacia atrás, recorriendo el camino inverso, y encontraba a Prudencio Aguilar en el cuarto de la realidad. Pero una noche, dos semanas después de que lo llevaron a la cama, Prudencio Aguilar le tocó el hombro en un cuarto intermedio, y él se quedó allí para siempre, creyendo que era el cuarto real.
García Márquez
Me perdí, yo también me perdí, el problema es que no me había dado cuenta. Llevo varios meses viviendo en una habitación intermedia creyendo que es la real. Ahora muero de vergüenza. Las cosas que se han quedado en el camino me preocupan, las he dejado ir. Pero nada me angustia tanto como la idea de no volverme a ver, de jamás poder estar conmigo ya. No cabe duda: demonio que no se enfrenta, demonio que resurge cada vez más alimentado.

Me empezaré a buscar, sé que debe haber alguna pista de mí, sé que dejé rastros. Espero que entonces no sea demasiado tarde.

martes, 23 de junio de 2009

Thomas, "el canalla Perrota"...


Él llegó desde tierras lejanas, bueno en realidad ni tan lejanas, específicamente vino desde el D. F. O sea que Thomas, alias “el canalla Perrota”, es chilanga banda, es como diría Jaime López, un pachuco, un cholo y un chundo. Su historia es un poco triste, ya que una mujer lo rescató de las calles friolentas y lluviosas de esa inmensa urbe, todo enfermito, flacucho y agresivo. Ella tenía que venir a pasar sus vacaciones navideñas a esta ciudad y decidió meterlo a la jaula en la que traía a los otros tres gatos con los que vivía. Yo para esas fechas me acababa de juntar con J y comenté en una comida de inauguración que deseaba con todo mi corazón adoptar un gatito, por azares del destino estaba presente una persona cercana a esa mujer altruista.










Él llegó un seis de enero, además me encantaba la idea de que viniera de una ciudad a la que le tengo tanto cariño, ya que yo de alguna manera también soy media chilanga. En cuanto lo vi sentí una enorme simpatía por el micifuz, lo abracé y me di cuenta de lo enfermito que se encontraba, pues su aliento olía muy mal y estaba en los huesitos de flaquito, mugrosito y apestoso. Lo llevamos al veterinario y nos dijo que tenía una infección muy fuerte, tan fuerte que no lo podía vacunar hasta que se curara, entonces le dimos medicamentos, cariño, alimento, agua y un arenero profundo para él solito. Poco a poco se fue recuperando, sin embargo tenía un carácter muy fuerte, rebelde y agresivo. No se dejaba cargar, cada que nos acercábamos a él nos mordía y rasguñaba enojado, maullaba fuerte, parecía furioso como que no tenía muy buena referencia de los humanos.






Una tarde en la que J salió, me quedé en casa para recibir al cerrajero, Thomas se asustó tanto con la presencia de ese señor que se escondió detrás de la estufa y se quedó ahí hasta que anocheció, de repente escuché unos chillidos tan fuertes y el retumbar estruendoso de la estufa que pensé que se estaba peleando con una ratota o que se estaba lastimando alguna parte de su cuerpo. Me acerqué y al ver que solo estaba ligeramente atorado quise sacarlo, pero lo tomó como agresión y me atacó tan fuerte que yo pensé que me mutilaría un dedo porque me clavó de tal manera las uñas y los dientes que no me soltaba, la sangre empezó a correr hasta que le di un jalón y se pudo sacar; corrió hasta debajo de la cama y yo me quedé toda lastimada y asustada. Le hablé a J, quien al llegar y ver el sangrerío se imaginó lo peor y ya que le expliqué lo sucedido enfureció tanto con Thomis que lo quería matar. Las mordidas fueron tan profundas que tuve que ir al médico, mi mano se inflamó al doble de su tamaño por la infección que me dio, ardía en temperatura y no la podía mover, pensé que me había roto algún tendón. Me dieron diez días de incapacidad porque mi mano, además con la que escribo, estaba completamente inmóvil. En esos días estaba tan enojada con el gato que ya no lo quería, le tenía miedo, pensaba que él no quería estar con nosotros, que extrañaba la calle, además seguía violento y huraño.








Poco a poco me fui recuperando y después de varios días de distanciamiento, decidí platicar con él, me disculpé por obligarlo a ser una gato casero, le dije que la puerta estaría abierta por si decidía irse, que aunque no estaría en la misma ciudad al menos tenía la opción de regresar a la vida callejera de chichinfla malafacha a la que estaba acostumbrado. Sin embargo se quedó y con el paso del tiempo fue tomando confianza en nosotros, los humanos bípedos, aquellos que muy posiblemente en algún momento de su historia lo lastimaron.




Actualmente somos los mejores amigos, de repente se le sigue saliendo lo cholito, pero es tan cariñoso, que incluso, fue mi coterapeuta en una intervención en crisis que hice en casa.







Post dedicado a todos los blogueros amigos de los gatos.

lunes, 22 de junio de 2009

Dolor a fuego manso...


Nunca había sentido esto, no me cabe en el cuerpo. Ni llorar, ni gritar, nada. Solo esperar a que amanezca, que la luz de la ventana me traiga un poco de distracción, que corra el tiempo.

Imagen: Magdalena Bors

jueves, 11 de junio de 2009

Archivero de actitudes agraviantes y altamente desconfiables/ Junio 2009


Hace tiempo en mi trabajo me pidieron que les recomendara un test que tuviera la virtud de detectar qué/ tan/ confiable/ puede /ser /una /persona. Honestamente me reí en la cara del jefe que me solicitó dicho material, argumentando que la confiabilidad es un concepto tan abstracto y ambiguo que difícilmente se puede convertir en objeto de estudio medible y observable. Lo más increíble del caso es que, efectivamente, encontraron una agencia que presumió de contar con ese maravilloso instrumento, que nos aplicaron a cada uno de los empleados y, del que me burlé hasta el cansancio, pues era manipulable e infantil. Contenía preguntas tales como: ¿se considera una persona peligrosa?, ¿alguna vez se ha llevado a su casa algún bien mueble de la empresa? Ah, pero eso no es lo más insólito, no. Sino que hubo aquellos cándidos que osaron reprobarlo y a quienes tacharon de No- Confiables.

Yo tengo otro tipo de indicadores:

Desconfío de las personas que silban en la calle mientras caminan, de los que no se atreven a quitarse los zapatos delante de los demás, de los que se refieren a sí mismos en tercera persona, de los que leen libros de superación personal, de los siempre optimistas, de los que son completamente felices, de las personas altamente efectivas. Desconfío de aquellos que maltratan animales, de los excesivamente atentos, de los que nunca lloran, de los que jamás cuestionan, de las treintonas vírgenes, de los que se jactan de nunca haberle rogado a nadie, de los que siempre buscan al máximo responsable, de los que niegan resentimientos hacia sus padres, de los que no dicen “malas palabras”, de las mujeres con uñas demasiado largas, de las féminas que solo saben ser amigas de los hombres, de los que usan pupilentes de colores, de los que siempre quieren quedar bien con las figuras de autoridad, de los que tienen mamitis, de los inquebrantables, de los que se ríen histriónicamente, de las finísimas personas, de los que son demasiado melindrosos para comer, de los que sienten aversión hacia los gatos, de los que nunca han pasado por un periodo de excesos, de los que dicen no temerle a nada y, mi indicio estrella, me parecen muy sospechosos aquellos que niegan a su fascista de clóset.

Obviamente tengo parámetros bastante intuitivos, quizá metafísicos para determinar en quien no confiar y dudo mucho que, al famoso diseñador de aquella prueba absurda, le resulten de validez, mucho menos a mis jefes. A mí me han funcionado.



Imagen: Eugenio Recuenco

miércoles, 10 de junio de 2009

Adolescencia tardía


Dejé en el refri pastel de carne, milanesas de pollo, arroz rojo, puré de papa, agua de piña y hasta un panqué de naranja envueltito en un bello papel aluminio. Jojojo, *__* tengo todo perfectamente planeado para huir. Merezco una tregua; hoy me daré a la fuga con dos bellas amigas, de ésas muy simples que no entran en clavadencias y cuya felicidad alcanza límites insospechados únicamente con una caguama y con Gloria Trevi de fondo musical. ¡Ah, qué maravillosas son las amigas, ¡qué maravilloso el poder despilfarrar una tarde en tonterías de adolescentes tardías¡
Imagen: Zhang Jingna

lunes, 8 de junio de 2009

Los ritmos de la ira


Todo el día he estado en el punto de poder dar marcha atrás y no he querido, pero tampoco he explotado. Solo respiro, respiro, ya quiero que pase, malditos estrógenos.
Solo espero que, dada mi situación hormonal actual, la caminata de este día me ayude a sublimar mi de por sí contenida ira.

jueves, 21 de mayo de 2009

Objeto Transicional


Hace algún tiempo tuve un amigo-amante. En aquel entonces yo no tenía novio y por eso me permití tener encuentros cercanos con él, que era una persona a quien yo admiraba mucho por sus habilidades intelectuales y porque físicamente me parecía muy, muy atractivo. Lo único malo es que era casado y, no cualquier casado, no. Un casado-neuróticamente-enganchado-hasta-el-tuétano-en-una relación-completamente-tóxica. Lo que hacía un poquito más complicado el caso, pues había que mantener cierta distancia afectiva con el fin de evitar salir embadurnada de esa toxicidad. Sin embargo, esto mismo facilitaba que los encuentros fueran completamente lúdicos, terapéuticos y esencialmente terrenales.
La primera noche que pasé con él fue muy agradable porque el susodicho es adicto al playstation y me propuso armar una fiesta temática de videojuegos y cervezas; él especialista en lo primero, yo en lo segundo. Por supuesto que a dicha fiesta únicamente acudimos los dos y lo mejor fue que reí tanto, tanto, que hasta recordé mis tiempos de adolescencia en los que todo era motivo de estruendosas carcajadas. Hubo un juego que me gustó mucho en especial (que además es para niños) en el que yo tenía que guiar a unos patitos para evitar que cayeran a un espantoso abismo o para que no se los comiera un maldito tiburón, pero dado que mi experiencia en los videojuegos se reduce a un efímero encuentro con el Atari, los pobres patitos andaban en chinga estresados sin lograr libarse de los peligros. Fui un fracaso total como mamá pata.
Ya entradita la madrugada comenzó el cachondeo, el detonante fue otro juego de video, cuyo nombre no recuerdo, pero es maravilloso, se trata de un tipo vagando por una ciudad en la que todo puede pasar y todo puedes tener. Pues el chiste es que entramos a un “Table Dance” y escogimos a una mujer pelirroja, después de una acartonado “sexy”, la llevamos al auto para que nos hiciera sexo oral, obviamente que antes de que la chica virtual comenzara, él y yo ya estábamos jugueteando deliciosamente. Y ese fue el principio de una serie de encuentros simplemente extraordinarios.
Lo sorprendente:
1) Él estaba tan bien dotado que tenía que usar unos Trojan especiales, Trojan Mágnum, pues los condones comunes y corrientes no le quedaban ni a la mitad.
2) Nunca había estado, hasta ese momento, con alguien tan divertido. La fantasía no tenía límites, una vez hasta me dejé poner una correa de perro.
3) Dormir con él era increíble, era sumamente cariñoso, como un niño desprotegido que sabe perfectamente acariciar.
Lo decepcionante:
1) Se rasuraba el pubis, cosa que no soporto en un hombre.
2) Pretendía que yo también me rasurara y me mantuviera así.
3) Recibía constantemente llamadas y mensajitos de quien supongo también eran sus “amigas”.
4) Y, definitivamente el factor más determinante, regresó su demonio perpetuo a reclamar el lugar que le pertenecía. Por supuesto que él volvió inmediatamente a sus brazos.
Esta historia no duró mucho tiempo, pero lo suficiente para que yo encontrara en él un objeto transicional bastante satisfactorio. Hace algunos días reapareció, todo indica que su demonio mayor una vez más se dio a la fuga. Con lo que no contaba es que esta vez, yo ya no estoy disponible. Así es la vida.

Imagen: Eugenio Recuenco

lunes, 18 de mayo de 2009

Cuando el cuerpo no espera lo que llaman amor...



¿Por qué lo hace?, ¿por qué siempre que yo tomo la iniciativa me rechaza?, ¿acaso consciente de mi apetito sexual sobresaliente, utiliza el cachondeo para ejercer poder sobre mí?, ¿acaso soy una paranoica que únicamente padece, de vez en cuando, arritmia con su pareja?, ¿tengo derecho a reclamarle que no quiera cuando yo quiero?, ¿lo sano sería que yo solita me hiciera cargo de mis ganitas sin respingar?, ¿por qué yo siempre, siempre quiero?, ¿tendría qué negarme algún día , muy a pesar de mis deseos, para que vea lo que se siente?, ¿o es que de verdad soy una ninfómana?, ¿será el exceso de estrógenos de ciertos días?, ¿será el desequilibrio de serotinina y la necesidad de endorfinas?, ¿será que ya no le gusto como cuando éramos novios?, ¿todas las parejas que se juntan modifican su ritmo erótico?, ¿acaso mis estrategias de seducción le resultan muy agresivas?
¡Ahh¡, ¡que alguien responda mis dudas por favor¡ Cómo me encantaría tener mi
Shere Hite de cabecera. ¡¡¡Auxiliooo Shere¡¡¡


Imagen:
Eric Johansson

domingo, 17 de mayo de 2009

A little death around the eyes



Me encantan estos personajes, las muñequitas rotas y descompuestas o los muñecos maltrechos, su perdición provoca en mi una fascinación casi fetischista. Me da la impresión de que este tipo de personas se dislocan sin medias tintas, hasta el hoyo del hoyo, como si no hubiera nada qué perder o más bien, como si no importara perderlo todo. Qué envidia, apostarle al abismo, romperse totalmente, quizás para encontrarse después en otra parte.




Él es... Peter Doherty

martes, 12 de mayo de 2009

My own Guilles de Rais...


Desde hace como año y medio estoy en proceso psicoterapéutico con una mujer que en verdad admiro mucho por su gran pulcritud técnica, ella es sencillamente majestuosa para el manejo de la teoría aplicada a la práctica; sin embargo de repente recurre a estrategias bastante surrealistas para trabajar conmigo y, supongo que lo hace en general con todos sus pacientes. Por ejemplo, me dejó de tarea leer el cuento de “Barba Azul”, mas no la versión original de Charles Perrault, sino la adaptación que viene en el libro “Mujeres que corren con lobos”, cuya autora es Clarissa Pinkola Estes.
Pues bueno, una vez leído dicho texto, la encomienda fue identificar el depredador interno que perdura en mí, aquel homicida intrínseco que resguardo y alimento fiel e inconscientemente para hacerme daño y, que se manifiesta de manera muy explícita en actitudes completamente cotidianas, tan cotidianas que resultan casi imperceptibles. Mmm, sé que es bastante metafísico el asunto, pero me di a la labor de hacer la siguiente lista que finalmente resulta bastante reveladora:

1) He saboteado mi titulación de la maestría gastando toda mi energía, atención y tiempo en depresión, desidia, fiesta y desorden.
2) Me cuesta trabajo darme prioridad ante ciertas situaciones, incluso a veces omito mis necesidades para evitar conflictos con los demás.
3) He dejado varios de mis sueños suspendidos, tales como mi proyecto teatral, mi clínica de psicoterapia con perros, mi tesis.
4) A veces me desagrado tanto que no quiero ni salir a la calle.
5) A veces me siento muy tonta en comparación con otras personas, principalmente ante otras mujeres.
6) Me he llegado a sentir horrible y gorda.
7) Algunas veces desconfío de mí, de las decisiones que tomo, de la manera que trabajo con mis pacientes, de lo que hago.
8) Cada que tengo qué recurrir a la agresividad para defender algo que sé que me pertenece, me amedrento.
9) Suelo dejar miles de cosas inconclusas que después me implica un desgaste terrible el saber que las tengo que concluir.
10) Por lo general me he relacionado con sujetos descalificadores cuya misoginia de clóset brota a la menor provocación.
11) Suelo depositar mi poder en la aprobación de algunas figuras masculinas.
12) Mis ansiolíticos favoritos son la comida, el alcohol y el sexo.
13) He utilizado muchas veces mi sexualidad para llenar huecos existenciales.

Chale, es bastante triste pensar que dentro, en lo profundo de mi cabecita loca existe una especie de
Guilles de Rais que de alguna manera detona impulsos autodestructivos. Y sin embargo sucede, algo pasa que de repente soy mi peor enemiga. ; _ ;

Pues bueno, espero que la incitadora de la realización de semejante listado flagelador, tenga una manera amable de encausarlo, porque de lo contrario, el paso siguiente será cortarme las venas. O una súper, súper peda.

lunes, 11 de mayo de 2009

De reciente eclosión...


Hoy comienzo este diario, aun no sé qué pondré en él, sin embargo tengo muchas ganas de llevar un registro más o menos continuo de lo que sucede. Sobre todo aquellos eventos que suelen caracterizarse por llevar un patrón cíclico, marcado por el viento, por ciertos aromas o sonidos, no importa; existen periodos cuyo ritmo parece repetirse una y otra vez y quiero captarlo aquí, en este pequeño espacio.

domingo, 3 de mayo de 2009