Me encantan estos personajes, las muñequitas rotas y descompuestas o los muñecos maltrechos, su perdición provoca en mi una fascinación casi fetischista. Me da la impresión de que este tipo de personas se dislocan sin medias tintas, hasta el hoyo del hoyo, como si no hubiera nada qué perder o más bien, como si no importara perderlo todo. Qué envidia, apostarle al abismo, romperse totalmente, quizás para encontrarse después en otra parte.
Él es... Peter Doherty
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