Cada vez que busco un indicio, por pura fe, por otorgar el beneficio de la duda, reafirmo mi certeza visceral de estar de este lado y creo, cada vez con más firmeza, que no regresaré. No sé en qué pueda terminar esta historia, la voy escribiendo con los pies a pasos medios torpes, pero sobrios como nunca. El temor de estarme equivocando aparece todos los días como una sombra y sin embargo, nada me puede detener, quiero seguir, seguir. La única brújula es mi corazón.
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