jueves, 21 de mayo de 2009

Objeto Transicional


Hace algún tiempo tuve un amigo-amante. En aquel entonces yo no tenía novio y por eso me permití tener encuentros cercanos con él, que era una persona a quien yo admiraba mucho por sus habilidades intelectuales y porque físicamente me parecía muy, muy atractivo. Lo único malo es que era casado y, no cualquier casado, no. Un casado-neuróticamente-enganchado-hasta-el-tuétano-en-una relación-completamente-tóxica. Lo que hacía un poquito más complicado el caso, pues había que mantener cierta distancia afectiva con el fin de evitar salir embadurnada de esa toxicidad. Sin embargo, esto mismo facilitaba que los encuentros fueran completamente lúdicos, terapéuticos y esencialmente terrenales.
La primera noche que pasé con él fue muy agradable porque el susodicho es adicto al playstation y me propuso armar una fiesta temática de videojuegos y cervezas; él especialista en lo primero, yo en lo segundo. Por supuesto que a dicha fiesta únicamente acudimos los dos y lo mejor fue que reí tanto, tanto, que hasta recordé mis tiempos de adolescencia en los que todo era motivo de estruendosas carcajadas. Hubo un juego que me gustó mucho en especial (que además es para niños) en el que yo tenía que guiar a unos patitos para evitar que cayeran a un espantoso abismo o para que no se los comiera un maldito tiburón, pero dado que mi experiencia en los videojuegos se reduce a un efímero encuentro con el Atari, los pobres patitos andaban en chinga estresados sin lograr libarse de los peligros. Fui un fracaso total como mamá pata.
Ya entradita la madrugada comenzó el cachondeo, el detonante fue otro juego de video, cuyo nombre no recuerdo, pero es maravilloso, se trata de un tipo vagando por una ciudad en la que todo puede pasar y todo puedes tener. Pues el chiste es que entramos a un “Table Dance” y escogimos a una mujer pelirroja, después de una acartonado “sexy”, la llevamos al auto para que nos hiciera sexo oral, obviamente que antes de que la chica virtual comenzara, él y yo ya estábamos jugueteando deliciosamente. Y ese fue el principio de una serie de encuentros simplemente extraordinarios.
Lo sorprendente:
1) Él estaba tan bien dotado que tenía que usar unos Trojan especiales, Trojan Mágnum, pues los condones comunes y corrientes no le quedaban ni a la mitad.
2) Nunca había estado, hasta ese momento, con alguien tan divertido. La fantasía no tenía límites, una vez hasta me dejé poner una correa de perro.
3) Dormir con él era increíble, era sumamente cariñoso, como un niño desprotegido que sabe perfectamente acariciar.
Lo decepcionante:
1) Se rasuraba el pubis, cosa que no soporto en un hombre.
2) Pretendía que yo también me rasurara y me mantuviera así.
3) Recibía constantemente llamadas y mensajitos de quien supongo también eran sus “amigas”.
4) Y, definitivamente el factor más determinante, regresó su demonio perpetuo a reclamar el lugar que le pertenecía. Por supuesto que él volvió inmediatamente a sus brazos.
Esta historia no duró mucho tiempo, pero lo suficiente para que yo encontrara en él un objeto transicional bastante satisfactorio. Hace algunos días reapareció, todo indica que su demonio mayor una vez más se dio a la fuga. Con lo que no contaba es que esta vez, yo ya no estoy disponible. Así es la vida.

Imagen: Eugenio Recuenco

lunes, 18 de mayo de 2009

Cuando el cuerpo no espera lo que llaman amor...



¿Por qué lo hace?, ¿por qué siempre que yo tomo la iniciativa me rechaza?, ¿acaso consciente de mi apetito sexual sobresaliente, utiliza el cachondeo para ejercer poder sobre mí?, ¿acaso soy una paranoica que únicamente padece, de vez en cuando, arritmia con su pareja?, ¿tengo derecho a reclamarle que no quiera cuando yo quiero?, ¿lo sano sería que yo solita me hiciera cargo de mis ganitas sin respingar?, ¿por qué yo siempre, siempre quiero?, ¿tendría qué negarme algún día , muy a pesar de mis deseos, para que vea lo que se siente?, ¿o es que de verdad soy una ninfómana?, ¿será el exceso de estrógenos de ciertos días?, ¿será el desequilibrio de serotinina y la necesidad de endorfinas?, ¿será que ya no le gusto como cuando éramos novios?, ¿todas las parejas que se juntan modifican su ritmo erótico?, ¿acaso mis estrategias de seducción le resultan muy agresivas?
¡Ahh¡, ¡que alguien responda mis dudas por favor¡ Cómo me encantaría tener mi
Shere Hite de cabecera. ¡¡¡Auxiliooo Shere¡¡¡


Imagen:
Eric Johansson

domingo, 17 de mayo de 2009

A little death around the eyes



Me encantan estos personajes, las muñequitas rotas y descompuestas o los muñecos maltrechos, su perdición provoca en mi una fascinación casi fetischista. Me da la impresión de que este tipo de personas se dislocan sin medias tintas, hasta el hoyo del hoyo, como si no hubiera nada qué perder o más bien, como si no importara perderlo todo. Qué envidia, apostarle al abismo, romperse totalmente, quizás para encontrarse después en otra parte.




Él es... Peter Doherty

martes, 12 de mayo de 2009

My own Guilles de Rais...


Desde hace como año y medio estoy en proceso psicoterapéutico con una mujer que en verdad admiro mucho por su gran pulcritud técnica, ella es sencillamente majestuosa para el manejo de la teoría aplicada a la práctica; sin embargo de repente recurre a estrategias bastante surrealistas para trabajar conmigo y, supongo que lo hace en general con todos sus pacientes. Por ejemplo, me dejó de tarea leer el cuento de “Barba Azul”, mas no la versión original de Charles Perrault, sino la adaptación que viene en el libro “Mujeres que corren con lobos”, cuya autora es Clarissa Pinkola Estes.
Pues bueno, una vez leído dicho texto, la encomienda fue identificar el depredador interno que perdura en mí, aquel homicida intrínseco que resguardo y alimento fiel e inconscientemente para hacerme daño y, que se manifiesta de manera muy explícita en actitudes completamente cotidianas, tan cotidianas que resultan casi imperceptibles. Mmm, sé que es bastante metafísico el asunto, pero me di a la labor de hacer la siguiente lista que finalmente resulta bastante reveladora:

1) He saboteado mi titulación de la maestría gastando toda mi energía, atención y tiempo en depresión, desidia, fiesta y desorden.
2) Me cuesta trabajo darme prioridad ante ciertas situaciones, incluso a veces omito mis necesidades para evitar conflictos con los demás.
3) He dejado varios de mis sueños suspendidos, tales como mi proyecto teatral, mi clínica de psicoterapia con perros, mi tesis.
4) A veces me desagrado tanto que no quiero ni salir a la calle.
5) A veces me siento muy tonta en comparación con otras personas, principalmente ante otras mujeres.
6) Me he llegado a sentir horrible y gorda.
7) Algunas veces desconfío de mí, de las decisiones que tomo, de la manera que trabajo con mis pacientes, de lo que hago.
8) Cada que tengo qué recurrir a la agresividad para defender algo que sé que me pertenece, me amedrento.
9) Suelo dejar miles de cosas inconclusas que después me implica un desgaste terrible el saber que las tengo que concluir.
10) Por lo general me he relacionado con sujetos descalificadores cuya misoginia de clóset brota a la menor provocación.
11) Suelo depositar mi poder en la aprobación de algunas figuras masculinas.
12) Mis ansiolíticos favoritos son la comida, el alcohol y el sexo.
13) He utilizado muchas veces mi sexualidad para llenar huecos existenciales.

Chale, es bastante triste pensar que dentro, en lo profundo de mi cabecita loca existe una especie de
Guilles de Rais que de alguna manera detona impulsos autodestructivos. Y sin embargo sucede, algo pasa que de repente soy mi peor enemiga. ; _ ;

Pues bueno, espero que la incitadora de la realización de semejante listado flagelador, tenga una manera amable de encausarlo, porque de lo contrario, el paso siguiente será cortarme las venas. O una súper, súper peda.

lunes, 11 de mayo de 2009

De reciente eclosión...


Hoy comienzo este diario, aun no sé qué pondré en él, sin embargo tengo muchas ganas de llevar un registro más o menos continuo de lo que sucede. Sobre todo aquellos eventos que suelen caracterizarse por llevar un patrón cíclico, marcado por el viento, por ciertos aromas o sonidos, no importa; existen periodos cuyo ritmo parece repetirse una y otra vez y quiero captarlo aquí, en este pequeño espacio.

domingo, 3 de mayo de 2009