viernes, 27 de abril de 2012

Mi cómplice.


Encontré unas fotos de Thomás (el gato). Desde ese día he estado muy triste. Nadie como él conoce la historia. Fue mi testigo frágil, mi cómplice mudo.

Thomás se fue, huyó antes que yo como doloroso presagio. Recordé aquellas noches en las que encerrados en la habitación intentábamos dormir, tensos, desvelados por el asecho amenazante tras la puerta.

Jamás quiero volver a vivir algo así. Nadie lo merece, no hay ganancia que lo sustente, ni amor real que lo amerite. Jamás.

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