Me busco, intento localizar referentes, mis propios parámetros y espejos, mis estadísticas. Y no puedo evitarlo: me sigo perdiendo. Quisiera no intentarlo (el buscarme) en otras personas, en otras mujeres, que como yo, caminan día con día pero ilesas, perfectas y luminosas como mariposas irradiando soles. Yo muchas veces me siento oscura, perecedera e imperfecta como una noche seca, de ahí mi extraña fascinación por las muñecas rotas, desarticuladas y un poco enfermas, de ahí mi necesidad de reciclar (rescatar) juguetes en los tianguis y ventas de cochera, me perecen más reales, más posiblemente-míos, menos celestiales. Desconfío (una vez más) muchísimo de los personajes intachables.
La Winehouse murió, una de mis muñecas, no rota, sino destazada, favoritas. Haré un campito íntimo alguna noche de éstas y me tomaré una botella de tinto en honor de su imperfección, que artificial o no, llevó hasta las últimas consecuencias.
La Winehouse murió, una de mis muñecas, no rota, sino destazada, favoritas. Haré un campito íntimo alguna noche de éstas y me tomaré una botella de tinto en honor de su imperfección, que artificial o no, llevó hasta las últimas consecuencias.
Imágenes: tres de mis muñequitas de albergue y mi canción favorita de la Winehouse, con esta canción me dio una mala copa en soledad digna de recordarse memorablemente.
1 comentario:
Las muñecas son una de mis representaciones preferidas (imperfectas o no). Saludos, Mandarina. :)
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