Desde hace dos semanas comencé un nuevo proyecto de rehabilitación. Sí, era necesario, pues las herramientas de guerra usadas una y mil veces en el pasado, dejaron de ser suficientes. Ahora me agradezco la benevolente idea de haberme dejado caer en el colchón de mi nueva cómplice, una brillante psiquiatra que me ha revelado los secretos más insondables de mi enfermedad: "el mal de amores". Un mal que ya empieza a ser un problema de salud pública y por el que uno es capáz de traspasar todas las fronteras de la cordura y la dignidad. Estoy infectada, lo sé, más no es tarde.
Antes de esto recaí simbólica y patéticamente, como nadie se hubiera podido imaginar, por eso sé que no puedo sola. No ahora.
Y aquí estoy, más tranquila, renunciando a cualquier tipo de estoicismo habiendo tantas alternativas para no sufrir. En fin, ahora sí, esto apenitas empieza.
Foto: "sobre nubes de algodón, despertaré mañana... por lo pronto, te puedes ir sin perturbar mi sueño"